La tierra en el campo es limitada. Un productor no puede salir de su propiedad para sembrar las semillas que ha comprado. Además, en varias partes del mundo las horas de luz son escasas y el acceso al agua no es tan sencillo.
Por ello, desde la década de 1980 se ha desarrollado la ingeniería genética para modificar alguna característica de las plantas y hacerlas más resistentes. La primera planta modificada fue una de tabaco resistente a los antibióticos, en 1982. A partir de esa fecha, el avance científico ha desarrollado distintas variedades de plantas, entre las más conocidas se puede citar al arroz, maíz, soja y trigo.
Ventajas
La ciencia ofrece una solución al problema del espacio limitado en el campo: semillas transgénicas que doblan el rendimiento de cada planta. Por ejemplo, una hectárea de semilla reciclada de maíz amarillo duro, en 2018 rindió 6,04 toneladas, mientas que una hectárea sembarada con semilla certificada rindió 6,44 toneladas, según el Informe de Rendimiento Objetivos de Maíz Duro, 2018
Sin embargo, existen semillas comerciales que fácilmente superan ese valor por hectárea, lo que las hace atractivas desde el punto de vista comercial.
Las semillas transgénicas también ofrecen otras soluciones como:
- Mejorar la resistencia a plagas
- Mejora la resistencia a herbicidas
- Mejora la tolerancia al estrés ambiental
Incluso, ofrecen otras soluciones como sucedió con la papa R-12, cuyas características la hacen ideal para ser frita en aceite.
Otras ventajas que ofrecen las semillas transgénicas, según La Nación, es que permiten reducir los costos de producción en un 15%.
Sin embargo, existen datos y estudios que demuestran que sus desventajas son mayores y que un enfoque agroecológico es lo que se necesita para garantizar la seguridad alimentaria de los pueblos.
Desventajas
A primera vista suena tentador el uso de semillas transgénicas pero el debate yace en que no se puede estimar todavía cuáles serán las consecuencias a largo plazo para el ser humano.
Grupos ecologistas como RALLT señalan que la transgénesis puede derivar en la generación de parásitos genéticos que causan enfermedades al ser humano y vuelvan aún más resistente que los patógenos que se encuentran en la naturaleza.
Además, el cultivo intensivo con semillas transgénicas o cualquier otro tipo de semilla modificada para resistir el monocultivo, provoca:
- Mayor desgaste del suelo.
- Pérdida de los cultivos tradicionales
- Pérdida de la variedad fitogenética mundial lo cual se traduce en menor calidad nutritiva de los alimentos.
En casos puntuales, se estima que el uso de semillas transgénicas también provocaría problemas como generación de súper plagas, ya que las malezas pueden desarrollar resistencia a los herbicidas. También se estima que pueden generar resistencia a antibióticos, inestabilidad genética, interacción ecológica negativa, riesgo a la biodiversidad y transferencia horizontal de genes y, para el caso de los seres humanos, aparición de alergias.
Legislación ecuatoriana al respecto
En respuesta a este debate, la legislación ecuatoriana prohíbe su uso en alimentos comestibles. En la normativa actual se prohíbe la experimentación, producción, cultivo y comercialización de semillas transgénicas de manera categórica.
En el artículo 15 de la Constitución del Ecuador se prohíbe “el uso de organismos genéticamente modificados [transgénicos], perjudiciales para la salud humana o que atenten contra la soberanía alimentaria o los ecosistemas”.
Pero los transgénicos ya entraron al radar de la legislación ecuatoriana desde 1999, cuando el presidente Jamil Mahuad estableció una normativa que regulaba la explotación, propagación, comercialización e importación de transgénicos. Como en el país estaba prohibido desarrollar semillas transgénicas, se las importaba. En este proceso se vieron involucrados varios estamentos del Gobierno, que debían avalar estas importaciones, como el Ministerio de Salud, INIAP, entre otras.
¿Transgénicos o Agroecología?
Para los defensores de los transgénicos, los supuestos perjuicios que ocasionan las semillas transgénicas deben ser probados; sin embargo, la visión del Estado ecuatoriano limita el desarrollo científico y tecnológico en esta materia.
Desde el punto de vista de la Agroecología, las semillas transgénicas han ocasionado que el 75% de la diversidad fitogenética y ganadera del mundo se pierdan. Esto se debe a que la industrialización del agro ha sustituido las semillas tradicionales diversas por semillas genéticamente modificadas promovidas por las transnacionales.
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