El rol del psicólogo comunitario tras la pandemia

La psicóloga belga Elke Van Hoof, le dijo a la BBC en 2020 que el confinamiento era “el mayor experimento psicológico de la historia” y, con el paso de los meses, su aseveración se manifiesta en el incremento de consultas a nivel mundial por trastornos como estrés postraumático, ansiedad, irritabilidad, depresión, entre otros. 

Desde la perspectiva psicosocial, para la Phd. Blanca Ortiz, docente invitada de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) y psicóloga comunitaria, la pandemia denota dos grandes impactos en la vida cotidiana de las personas y la comunidad: transformaciones relacionales y manifestaciones emocionales.

Las relaciones y formas de socializar se transformaron a partir de la imposición del aislamiento, cambiando las dinámicas de afecto e intimidad. Se ha resignificado quiénes son familia y amigos cercanos; pero también se han acentuado los estigmas hacia algunas personas por su género, creencias, raza o condición migratoria. 

La pandemia confirmó que no todos somos iguales y que las desigualdades son muchas; como consecuencia, ha incrementado el miedo y la incertidumbre. Estas manifestaciones emocionales van acompañadas de estrés individual y colectivo que se compone por un abanico de emociones que, si no se tratan, pueden derivar en trastornos psíquicos complejos como la depresión o tendencias suicidas. En Ecuador, solo el sistema ECU 911 reportó 8369 emergencias por crisis emocionales en el 2021.

¿Cómo puede la Psicología Comunitaria ayudar a los individuos y a las comunidades a recuperarse tras la crisis?

La figura del psicólogo comunitario cobra especial relevancia porque su capacidad de diagnóstico comunitario y “apoyo mutuo” es esencial para enfrentar una situación que nunca antes se había experimentado. Una población agobiada y agotada necesita de especialistas cuyas intervenciones tengan un carácter colectivo, extra individual, que trabajen con las relaciones que se han alterado, le hagan frente a la soledad, fortalezcan la resiliencia y el “sentido de pertenencia” a una comunidad.

Según Ortiz, el desempeño de la Psicología Comunitaria se aplica en seis escenarios:

1)    Acompañamiento a grupos en situación de vulnerabilidad.

2) Potenciación de acciones solidarias y redes de participación.

3)    Orientación psicológica a personas y grupos.

4) Socialización de información.

5)    Promoción de la salud.

6)    Asesoría a instancias gubernamentales.

Un campo laboral amplio que requiere más profesionales especializados en abordar la salud desde múltiples factores (cultural, político y económico) y que puedan ejecutar iniciativas y acciones solidarias que sensibilicen, traten y prevengan la salud mental.

 

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